¿Servicio
u oportunismo?
Por José Luis ThomasViendo cómo la gente se suma a ser parte de proyectos políticos y conociendo a muchos de ellos, me pregunto: ¿Sentido de servicio u oportunidad para escalar posiciones y obtener beneficios?
Porque es muy fácil anteponer un ideal dignísimo a oscuros deseos de reconocimiento personal, entre otras cosas.
Mirar y escuchar a la gente y ver cómo actúa, permite, si uno está despierto y alerta, reconocer múltiples facetas de la hipocresía, la mentira y el oportunismo.
Por eso nuestro país está en el estado lamentable en el que se encuentra; desde hace décadas la política dejó de ser un servicio para convertirse en una salida laboral, en el mejor de los casos, y luego en una posibilidad real para obtener beneficios de todo tipo e inflar el ego, dejando salir esos mediocres deseos de poder y gloria.
Nada más fácil que meterse en política para hacer contactos y salir del oscurantismo personal o profesional. Nada más adecuado para seres arribistas, inescrupulosos y mínimos, que utilizar alguna capacidad personal como catapulta hacia la obtención de un espacio, que de otra manera les sería muy difícil acceder. “El fin justifica los medios”, según Macchiavello.
Después nos preguntamos por qué pasa lo que pasa. Estoy cansado de andar por reparticiones públicas plagadas de ineptos, ignorantes, oportunistas que en lugar de trabajar con creatividad, creen que hacer gestión es cambiarle el nombre a las cosas o hacer actos ignotos para sacarse fotos y salir en los medios.
Es que la sociedad ha dejado de pensar, está dormida, y no reconoce la paja del trigo. Y de acuerdo con el vaticinio de Discépolo: Es lo mismo ser ignorante, sabio, chorro, pretencioso, estafador… lo mismo un burro que un gran profesor… Y no es un tango, es la realidad, la que transitamos cada día y de la que nos quejamos; hecha con materia de baja calidad, diseños perimidos, poca o nada de técnica; nada de pericia por parte de los encargados de ejecutar las obras.
Y los que deciden hacer política, (como los que deciden escribir o pintar o bailar “lo que sea que quieran hacer”) no lo hacen partiendo de una vocación genuina y de una necesidad de servir, sino como parte de una epifanía, algo que de golpe se les ocurre que pueden hacer y que, de paso, los entretiene y les brinda oportunidades para beneficiarse.
No estoy en contra de la evolución personal, del desarrollo de las potencialidades del individuo; lo que me aflige es la falta de vocaciones, porque (a menos que hayan cambiado el libreto) de las fuertes vocaciones surgen o hay más posibilidades que surjan los mejores profesionales, artesanos, artistas, servidores de la patria. Porque cuando hay vocación hay pasión y entrega.
A la gente que se mete en política les parece divertido, no importa si no saben nada, ¡total por ensayo error ¡¡¡que paga todo el pueblo!!! algún día, tal vez aprendan! ¡eso sí! Como están cansados de quejarse y no hacer nada, deciden que lo mejor es meterse en política; no se les ocurre, que lo mejor es: “hacer lo que se sabe hacer de la mejor manera, ser honesto, auténtico, servicial, humano” en la vida ordinaria, con las herramientas que tenemos y dentro del marco de la realidad que nos toca vivir; porque cada quién que se meta en política, trasladará a la función pública sus miserias, vicios y falsos conceptos y prejuicios. Les aviso que la Política no redime de los defectos.
Si no me creen, miren a los políticos actuales, esos que engrosan las listas sábana y que luego van a parar al Congreso Nacional y otros departamentos oficiales, de los que la mayoría se queja (que suelen aparecer dormidos en sus sillones o que faltan siempre); son “esos personajes oscuros, frustrados, deseosos de “ser alguien”, muertos de hambre (literalmente) que un día ¡Oh sorpresa descubrieron que se habían vuelto personas de bien! Siempre están en carrera, si no es en un puesto es en otro: esos inescrupulosos, viven del Estado a costa nuestra.
Guía para reconocerlos: Notará que cuando comienzan, sonríen a derecha e izquierda y que escuchan hasta las más estúpidas ideas, proyectos y pedidos; pero cuando llegan “estarán siempre en reunión”, la disponibilidad se habrá esfumado porque “están trabajando para el bien de la gente” que traducido quiere decir: “para el bien personal” ¿se entiende? de ellos mismos.
Suelen aparecer con sus ideales de servicio pocos días o meses antes de las elecciones.
Todos somos seres políticos, la política es parte de lo que hacemos o elegimos hacer con cada acto y palabra “yo soy político ahora”, desde mi lugar, desde mi trabajo, con esta nota, con cada libro que escribo, con cada discurso o conferencia que doy; cada vez que les hablo a los niños y adolescentes en los colegios; pero eso no quiere decir que “Deba meterme en política a ocupar cargos públicos” porque para eso hay que tener vocación Política, entrenarse y estudiar; sabemos que toda vocación es un sacerdocio, un servicio, al que se le entrega todo lo que uno es. Pero no sólo a la política, a cada cosa que uno elija ser de corazón y con el compromiso de la vida misma involucrada.
Señores, seamos honestos, no nos dejemos seducir por palabras, discursos, ideales y demagogias: miremos las actitudes, los hechos; aprendamos a reconocer la máscara del rostro real.
Hagamos política, sí, cada día con cada acto de nuestra vida, comprometiéndonos a dar lo mejor y a servir con amor a nuestro semejantes desde el lugar que tenemos.
Aprendamos a reconocer los impulsos de la propia miseria enmascarada en eufemismos e ideales vacíos.
La Política es cosa seria, no es para cualquiera, ni para algún ignorante que tenga carisma. Carisma puede tener un mono, pero con eso no construimos la Patria.
Tener dignidad, y no endilgarle a los demás las discapacidades personales, respetar a quienes son idóneos en su área y ponen su vida al servicio de todos.
José Luis Thomas
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