Para adelante o para atrás
No es una elección más
Por José Luis ThomasLos argentinos estamos una vez más ante nuestra propia historia y parafraseando a Cristina Bajo, como vivido cien veces.
Es lamentable que luego de tantos enfrentamientos estemos dudando entre “Democracia o Totalitarismo; entre Patria o barbarie; entre Libertad o sometimiento; entre República o dictadura, con todas las variables que estas apelaciones tienen en el mundo.
Lo inconcebible de nuestro pueblo es su discapacidad para reconocer las diferencias, y para salir de las dificultades haciéndose cargo de su responsabilidad en los hechos.
Esta naturaleza forma parte del histórico paternalismo que pasó a ser parte de la identidad nacional; esa necesidad enfermiza de “no madurar” y esperar siempre que un líder, un caudillo, un “otro” al que se endiosa, se haga cargo de los problemas y los resuelva por arte de magia sin que sus demandantes tengan que padecer ninguna dificultad. Es que somos muy infantiles. O muy egoístas o decididamente discapacitados para enfrentar la vida. Más bien creo que se ha hecho carne eso de ser “piolas” y nos gusta dejar que los demás hagan lo que cada uno tendría que hacer.
Endiosamos a los líderes y luego cuando no cumplen con lo prometido, como si hacerlo en este país fuera algo sencillo, -le quitamos el apoyo- puesto que una mayoría asume ser oposición, no para acompañar y ayudar a solucionar problemas, sino para denostar, criticar y obstaculizar todo lo que no salga de sus filas. A estos sujetos, entre los que se cuentan varios partidos políticos, sindicalistas, derechos humanos y organismos sociales, solo les interesa crear un sistema del que puedan servirse sin dar nada a cambio, entiéndase “Políticas de Estado”. Proponen caos y propiciar un camino que les allane vivir del Estado, de los que producen, y al mismo tiempo perseguirlos y denostarlos por burgueses, capitalistas y adinerados insensibles a sus demandas. Es altamente significativa la psicosis de estas masas que viven una realidad distinta de la real y “matan a la gallina de los huevos de oro”.
En este momento, la división es muy clara y no la produjo nadie exprofeso: se da por generación espontánea, por decantación y como una doble cara: evolución por un lado e involución por el otro. Esta grieta, no es porque sí, responde a dos clases de individuos: los que viven por sus manos y los que pretenden vivir de los otros. Los que dan a la educación un valor real del cual se desprende la evolución, y los que sumidos en la ignorancia dependen de sus líderes nefastos para vivir. De un lado de la grieta están los que aman a su País como un Todo que los cobija y al que contribuyen con su trabajo y al mismo tiempo defienden la República, la libertad, y a sus instituciones, y ponen la ley por encima de todo; que tienen conciencia de que “el ideal Patria” se refleja y manifiesta en la cultura viva que nos fue legada y a la que siguen contribuyendo los que defienden la ética y la moral desde sus profesiones y trabajos; del otro lado surgen hordas cegadas por el odio, la venganza, y destruyen todo lo que signifique y represente orden, creatividad, respeto y libertad, pretendiendo imponer su doctrina decadente, fascista, aún desde las escuelas y universidades, en un claro mandato para formatear las mentes infantiles y jóvenes, privándoles del legítimo derecho de elegir sus propios derroteros.
Lo grave de este momento, no son los fanáticos del lado oscuro; sino los indecisos, los que aún tienen capacidad para reconocer las diferencias, pero que por algún tipo de irracionalidad ideológica, necedad o egoísmo, generan una zona de incertidumbre y propenden al caos y a la incentivación de la energía oscura de ese lado de la grieta que pretende imponer un modo de país “totalitario, fascista, dictatorial y populista” que ya ha demostrado su naturaleza corrupta, no sólo en el país, sino que se puede corroborar en otros, como Venezuela o Cuba.
Hay un tipo de humano con ideales políticos, que confunde igualdad con “serie” y no puede diferenciar, que nunca los humanos podrán ser todos iguales porque desde la genética ya está determinado a tener una calidad de conducta, una biología y una inteligencia intelectual y emocional, que siempre hará la diferencia. La historia lo demuestra.
Es un hecho puramente evolutivo. Por otro lado “el ser físico que se abastece de los “deseos” depende de ese estímulo para realizar su sentido de vida. El ser humano es esclavo de sus deseos, por más insignificantes que sean. Por eso “ser pobre no es una virtud y ser rico no es una maldad”; todos en virtud de sus deseos “quieren ser ricos”, “vivir bien”. En ese largo juego de codicia con todas sus derivaciones, se trama la sociedad y se convierte en una confusa mascarada en la que algunos oportunistas tratarán de manipular a los más ignorantes y necesitados, “ofreciéndoles alcanzar una igualdad que es imposible porque sus naturalezas no están dotadas para ese fin” y se servirán de esos deseos para crear sus Poderes en beneficio personal. Muchos (corruptos por naturaleza) que deciden hacer de la política un trabajo y vivir del Estado, se vuelven adictos al Poder y con él desarrollan una gran capacidad para delinquir, utilizando discursos aviesos, creando una ilusión colectiva basada en las necesidades básicas y exaltando los deseos de los ignorantes, o iluminados intelectuales, que se protegen y camuflan detrás de ideales altruistas (en apariencia) para dejar sus miserias a raya y creer que son grandes salvadores de la humanidad, pero que en sus delirios filosóficos, intelectuales y políticos, desconocen la naturaleza humana, su condición material y –como ya dije–su controlador interior: los deseos.
Hay políticos dignos, pero la mayoría –y lo demuestra la realidad– convierten lo que es “un servicio” a la sociedad en un trabajo, cuya remuneración en blanco es un diezmo de un diezmo, del pago en negro que han aprendido a ratear al Estado y a la gente.
Por eso cuando surgen “políticos honestos” se convierten en una cámara oscura que revela la condición falsa de sus colegas y en consecuencia son denostados, y tratarán a toda costa de entorpecer sus funciones y ponerles todo tipo de piedras en el camino arengando a las masas y estimulando sus carencias como estandarte.
Señores, estamos como el pueblo esclavo que Moisés sacó de Egipto, ante el mar rojo: o tenemos fe y nos disponemos a cruzar hacia la libertad, con incertidumbre, pero dependiendo de nuestro esfuerzo y creyendo en la palabra de un guía que se pone a sí mismo como escudo y es guiado por su honestidad y su fe, o regresamos a la esclavitud y le permitimos a los faraones de odio, de la corrupción, de la manipulación y de la venganza ponernos bajo el yugo a golpe de látigo por un pedazo de pan manchado de sangre.
La decisión es toda nuestra, pero sobre todo de los indecisos, de los que queriendo castigar a Macri nos castigaron a todos y abrieron las puertas del infierno en el que se puede ver con claridad la “engañosa manipulación de los que ya estuvieron en el poder y nos dejaron sumidos en el mayor de los desastres: moral y económico y que ahora, ante la codicia de volver al poder no pueden mantener a raya sus oscuras “determinaciones” y dejan salir de tanto en tanto sus verdaderos objetivos.
La decisión la tienen los que no fueron a votar en las PASO, los que votaron a candidatos que no tenían oportunidades, los que votaron en blanco, los que quisieron castigar a un gobierno, que “aun cometiendo errores nos estaba sacando del pozo” de la única manera posible “con esfuerzo”, “con trabajo” “con dignidad” con libertad y poniendo a la República al frente y a la Democracia como un bien preciado para todos.
Por favor, “dejen de soñar con pajaritos de colores o de estar encandilados como los aborígenes ante los conquistadores” (ya saben lo que les pasó).
La vida no es fácil, todo lo que se puede lograr debe ser con TRABAJO, ESFUERZO, EDUCACIÓN, DIGNIDAD, RESPETO POR LOS DEMÁS Y POR LAS INSTITUCIONES.
Si se creyeron el cuento de la igualdad vuelvan a comenzar y dejen de soñar, que mientras tanto los vivos los utilizan para pasarla bien a costa de sus ideales, porque “ellos, ellos, siempre son ricos”: y ustedes, “pobres ilusos” sus esclavos proveedores.
José Luis Thomas
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