domingo, 27 de abril de 2014

Terrorismo de Estado - Sus réplicas - Nota publicada en Notiserrano 134

Terrorismo
de Estado

Sus réplicas 

Por José Luis Thomas

Siempre decimos que en la época de los milicos tuvimos terrorismo de Estado y es cierto, pero no es menos cierto que en el presente también tenemos Terrorismo de Estado, ¿cómo?
Veamos: La inseguridad que no es atendida por el Estado, es Terrorismo de Estado, simple, sin vueltas, aunque divaguemos en respuestas variadas, sólo serán excusas. Cuando un gobierno, el que sea,  permite a lo largo del tiempo que la violencia y la inseguridad se instalen como moneda corriente, que el Congreso Nacional no revise  las leyes y las modifique acorde con la realidad  y cuando la Justicia adicta al poder permanezca en la indolencia es Terrorismo de Estado.
La sociedad está atrapada en palabras y emociones, en diatribas políticas intrascendentes, mientras el gobierno en su afán de mantener el poder y someter a la Clase Media permite, es complaciente con los delincuentes en el afán de meter miedo y devastar poco a poco el sistema Republicano.
Hecha culpas a los medios como si los hechos fueran un invento y los muertos no fueran muertos y los deudos mitificadores.
Cuando un gobierno miente y oculta sus acciones es Terrorismo de Estado y cuando crea confusión hablando de ser inclusivo y al mismo tiempo reconoce su fracaso en ese sentido porque considera que la inseguridad es por falta de inclusión, es Terrorismo de Estado.
Cuando la Educación no es prioritaria, se crean todos los posibles mecanismos para que el pueblo caiga en formas de delincuencia y de ahí al Terrorismo de Estado hay un paso.
Permitir que entre la droga al país y que se instalen los narcotraficantes y que el paco destruya la mente de los jóvenes es Terrorismo de Estado “y lo más grave es que no se puede dialogar ni esperar conductas normales ni sentido común con mentes drogadas”.
Señores: esto es Terrorismo de Estado, disfrazado, envuelto en vientos de justicia social, y de resentimientos que vienen dividiendo a la sociedad en dos facciones tan tajantes que la lógica y el sentido común parecen haber perdido todo valor y significado. Es que somos víctimas del Terrorismo de Estado, estamos siendo carne de ese proceso, de esa insanía, de ese maltrato, de esa felonía y en su último tramo nos vemos empujados a hacer justicia por mano propia, y ya en esa deshumanización revierten la indolencia y cargan contra los inocentes en lugar de volver la mirada hacia los delincuentes para frenar su avance.
Esto es Terrorismo de Estado. Ese método impuesto por la denostada clase militar no es privativo de sus desmanejos; ese modo de sometimiento ha sido recogido por estas facciones mafiosas y fascitas y sus seguidores a los que les convienen las prebendas, los beneficios que reciben a cambio de hacer la vista gorda (incluyo a pensadores, intelectuales, periodistas, artistas y todos los que a lo largo de sus vidas han tenido la oportunidad de estudiar para que a través de la asociación con hechos del pasado puedan reconocer las diferencias; y un pueblo raso, crédulo, que todavía no despertó y cree en los pajaritos de colores, se contenta con su pequeño logro devenido de alguna adhesión partidaria, y que encandilado con el árbol no ve el bosque, y todos los que desde el odio pretenden imponerse enarbolando la bandera de los Derechos Humanos.
La tergiversación y el deliberado sistema de enturbiar las aguas y confundir valores que todos deseamos  haciéndolos parecer como propios de las clases bajas en contraposición con las clases medias y altas, como si éstas solas fueran las causantes de los desequilibrios, es Terrorismo de Estado.
Sabemos, todos sabemos que el ser humano está dotado de deseos y necesidades: tanto los pobres como los ricos. Y también sabemos que los bienes materiales son pasajeros,  que ser pobre no es una virtud y ser rico no es una maldad. La naturaleza de las conductas entre nosotros determina la clase de relación insana que vivimos. Los pobres y los ricos están sujetos a las mismas pasiones, desequilibrios y capacidad para el mal o el bien. Allegados al dinero los hombres se vuelven pardos no importa si nacieron pobres o ricos; la diferencia la hace su evolución interior y espiritual.
Es Terrorismo de Estado que la sociedad vea y asista al enriquecimiento ilícito de sus gobernantes, a la incoherencia entre el discurso y los hechos: hablan al pueblo con argumentos de izquierda, de humanismo, de justicia social y en lo personal viven vidas propias de las Derechas más recalcitrantes, haciendo abuso de medios y dineros que roban al pueblo; Esto es Terrorismo de Estado.
Y también es Terrorismo de Estado que los docentes, las fuerzas policiales y los profesionales de la salud ganen sueldos que no les permiten vivir con dignidad mientras los Diputados y Senadores provinciales y nacionales tienen remuneraciones que exceden en mucho sus capacidades y lo que hacen, por cuanto el deterioro social es consecuencia de su falta de idoneidad y acción a la hora de trabajar para el beneficio de todos los argentinos y no sólo de los partidarios.
A los hechos del pasado no hay que recordarlos sólo con actos, es fundamental reconocerlos en las conductas presentes; no hacerlo es permitir que nada cambie.
Terrorismo de Estado es la realidad insalubre que vivimos manifestada en variados y múltiples hechos de corrupción, imposiciones absurdas, medidas económicas y sociales arbitrarias, surgidas de la ignorancia y la discapacidad para hacer políticas de Estado; sólo generan acciones inmediatas para sostener sus cabezas en el poder.
Esto y mucho más es Terrorismo de Estado, y hasta me atrevo a decir que los milicos en esto fueron nenes de pecho; porque en el presente se supone que estamos en democracia.
José Luis Thomas

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