sábado, 18 de diciembre de 2010

Ay!!! con eso de quedarse pegado y no cambiar... “uno”...

(aunque nos parece importante que cambien los demás!!!!!)

Nota publicada en Notiserrano 109

La generalidad se queda pegada a sus conceptos sobre los diversos temas o creencias que adquirieran alguna vez en su vida, ya sea por desidia para pensar de otra manera; quizás por temor a ver las cosas de un modo diferente o por temor a quedarse sin sus queridas ideas, aún cuando éstas estén perimidas.
Ver la realidad es despojarse de los conceptos y preconceptos que fuimos adquiriendo a lo largo de la vida por imposición, comodidad, conveniencia, autoritarismo o cualquiera de las formalidades conceptuales o de hecho que solemos asumir como absolutas.
Todo es relativo. Todo cambia. Nada permanece; aún lo que más amamos o aquello a lo que nos aferramos como “idea” que pareciera darle sentido al mundo en el que nos enseñaron a padecer y a gozar, en virtud de creer en algo diferente de lo que es y por lo cual nos pasamos al vida esperando. En ese esperar macilento, multifacético y nauseabundo se nos va la existencia. Le hemos dado al pensamiento una rigidez nefasta.
Vivimos en tropel; tal cual el término que define el paso de animales de gran porte; somos puro instinto básico egoísta, aún cuando seamos grandes profesionales que se supone aprendieron a pensar. No hay intelectualismo que valga ante la idea del ego amenazado. No le damos valor a la inteligencia emocional.
Nos encanta llenarnos la boca hablando de la justicia social; de beneficiar a la humanidad, pero siempre desde afuera; desde alguna entidad gubernamental o privada que nos evite el esfuerzo personal de tener que asumir nuestra responsabilidad personal; individual, que involucra asumir al otro como parte de uno mismo. ¡Si claro! Si es de nuestra familia quizás estemos más dispuestos a sumir al otro! Pero jamás consideramos al anónimo parte integral de nosotros mismos. Que de ellos se haga cargo algún organismo oficial. Pero hete aquí que ese es el comienzo de todas las desventuras sociales, los desatinos, la guerras, los holocaustos; cuando nos desentendemos de nuestra interioridades y su manifestaciones conductales (de conducta) que son las que interactúan con los demás congéneres.
Las guerras no son algo lejano generado por las diferencias de dos o más países; las guerras son una actividad constante surgida de nuestros egoísmos y diferentes posturas personales que nos dividen constantemente en todos los sentidos; políticos, sociales y religiosos. Así en lo micro como en lo macro. Toda gran guerra comienza en las divisiones y en la discapacidad para dejar de lado los egos en pos del bien común.
Siempre esperamos que cambien los demás, que “entiendan los otros” “que aprendan los otros”; considerando siempre a “los otros” como entidades separadas de nosotros; como si esos “otros” no vinieran de la misma madriguera cultural en la que abrevamos cada uno. Creemos que “el otro” es quien debe cambiar; modificar sus hábitos, sus creencias, sus posiciones esperando que de esa manera se nos faciliten las propias consecuencias del vivir.
Todo organismo, asociación, oficial o privada, está formada por la miserable unión de las voluntades particulares. Y ese grupejo está integrado por seres egoístas, es decir por personas apegadas a sus ínfimas ideas sobre las cosas del vivir, así tendremos resultados parciales que jamás contribuirán a cambiar la naturaleza humana.
El gran trabajo de cambio es con uno mismo; “darse cuenta” de lo que uno es, de lo que uno piensa, de lo que uno siente, de cómo actúa cada vez frente a los diversos juegos del relacionarse entre los congéneres. Y si nos cuesta darnos cuenta cómo somos; no tenemos más que mirar el propio reflejo en los demás; esos seres con los que entablamos relaciones y que reaccionan de acuerdo a los estímulos que reciben de nosotros.
No hay necesidad de hacer grandes esfuerzos; ni de meterse en agrupaciones filantrópicas o religiosas que a la postre se convierten en sectores de poder corruptos; hay que trabajar con uno mismo, dar y compartir lo mejor, luego de haber tomado conciencia de las bajezas personales “esas que siempre tenemos en algún espacio de nuestra naturaleza cubierto con vidrios polarizados”.
Hoy, ahora y aquí, tenemos y estamos relacionados con nuestros deberes y obligaciones; en cada instante nos enfrentamos a los posibles modos de hacer de la realidad un espacio donde el amor y la comprensión fluyan libres de todo control mental sujeto a conveniencias.
Pero si no estamos dispuestos a cambiar en lo individual; no pidamos que el cambio venga desde afuera, ni que los gobiernos hagan algo distinto de los que somos en pequeño espacio cotidiano; puesto que “todos los partidos políticos; las derechas, las izquierdas y los centros con todas sus variables ocasionales y convenientes; están integradas por individualidades que no están dispuestos a cambiar; es decir nosotros, cada uno de nosotros. Los que integran los gobiernos salieron de entre nosotros; por lo tanto no pueden ser diferentes.
No esperemos milagros: miremos la historia de la humanidad; su evolución material; el pensamiento es un proceso material; nos hemos sofisticado en todas la áreas del devenir intelectual; sin embargo; el mundo cruje; atentamos contra la ecología; malversamos los fondos que podrían erradicar el hambre del mundo; manipulamos la medicina que debería ser para todos, puesto que se supone que descubrir la cura de alguna enfermedad es para los humanos que habitamos la tierra, sin embargo hacemos el comercio más vil; dividimos nuestro pensamiento y sentimiento religioso poniendo a Dios mismo en la arbitrariedad de dividirse para satisfacer los fanatismos y contradicciones de religiones materialistas que devienen en fuentes de poder malsano. Hacemos la guerra por todo. Estamos aún atrincherados en las fronteras de nuestros países.
Seguimos esperando que algún iluminado nos resuelva el problema de vivir; no queremos hacer el esfuerzo individual de cambiar. Si no cambia nuestra manera de pensar y sentir, jamás cambiará el entorno.
Sé, que parece loco, descabellado esto que digo; porque lo primero es pensar y preguntar ¿cómo va a cambiar lo que pasa en el mundo, con mi pequeño cambio personal? Y es justamente esta idea plantada la que nos impide sumar las voluntades para el cambio total.
Ahora pregunto ¿es que el mundo ha cambiado sustancialmente desde que comenzó la vida en la tierra? NO, seguimos igual que en el pasado; llenos de egoísmo, discriminación, avaricia, bajos instintos, desidia moral y material, divididos por el pensamiento religioso y político.
El cambio individual modifica instantáneamente la apreciación ontológica de nuestra ubicación en este mundo; nos pone en sintonía con el “otro” como parte integral de uno mismo. Asume que uno está hecho con los mismos elementos químicos que la tierra y el universo; por lo tanto se los mira como parte de uno y se comienza a amarlos y cuidarlos porque en definitiva somos iguales. Se deja de esperar que los demás decidan cambiar y es uno el que modifica sus conductas y reacciones que son las que desencadenan desencuentros y propenden a procrear facciones. Uno se libera de uno mismo, de la carga de creer que se es especial. Natural y espontáneamente se comienza a trabajar por la unidad. Se descubre la naturaleza del amor y la comprensión; se aflojan tensiones; se tiene en cuenta “lo que es” no se espera por “lo que debería ser “ o “lo quisiéramos que fuera” y en ese proceso de aceptación de la realidad como una creación propia se deja de echarle la culpa a los demás de lo que somos y de lo que nos pasa. Y esto da una gran paz. El “ser” deja de basarse en “el tener” y descubre la maravilla del “hacer”. Cuando se deja de “esperar”, de responder a lo que se espera de uno, es que se descubre el valor incalculable de “la autenticidad” y se comienza “a ser como se es” naturalmente, sin imposiciones ni demandas.
Dentro de cada uno están las preguntas y las respuestas. No las busquemos afuera porque nos llegarán distorsionadas; pasadas por la interpretación inductiva de quien la da.

José Luis Thomas

miércoles, 20 de octubre de 2010

José Luis Thomas en el Museo Gabriel Dubois






Por el borde de la forma; unipersonal de José Luis Thomas.
Convocado por la Alianza Francesa y Cultura de la Municipalidad de Alta Gracia realizó el primer acto cultural en el recientemente inaugurado Museo Gabriel Dubois.
Thomas leyó textos de
Rainer María Rilke de su libro Les Roses, en francés y castellano ; bailó Gnossiennes de Erik Satie y para finalizar leyó poemas de Norberto García Yudé, Norma Arceguet y propios.

El espectáculo se llevó a cabo en la sala taller del Museo. Se creó un clima tan especial entre Thomas y el público que se podría decir que el espacio estaba colmado de duendes.


Las fotografías fueron tomadas por Betina Chiacchio

Y los amigos que acompañan a Thomas por orden son:

Luis Hourgras, detrás Mené Carignani; al lado Betty Rossi

Patricia González, Teresa Del Cerro

Mené Carignani, Norma Arceguet, Isabel Orallo

B.Rossi, Teresa Del Cerro, Norberto García Yudé, Carlos Ponti y Patricia González

Giselle Acoce

Luis Hourgras, B.Rossi

Poyrazian, Guido Faoro, Norberto García Yudé

Cristina Mazzuco, Augusto Piccon, Víctor Piccon

Los Bussolini de Bell Ville

El grupo en general




















lunes, 27 de septiembre de 2010

La importancia de amar

La importancia de amar
y comprender
a quienes piensan distinto
(desde el lado de los discriminados) ¿es que hay
dos lados?
(Publicado en Notiserrano Nº 108)

Cuando uno encasilla su pensamiento en una determinada corriente, deja de percibir las otras, simultáneas e igualmente verdaderas para quienes las adoptan. Lo que desde el vamos nos está indicando que somos todos diferentes.
Elijo tratar el tema del matrimonio entre personas del mismo sexo o lo que sería parecido, que han convivido durante una determinada cantidad de años; han realizado sus vidas al unísono y han trabajado codo a codo para hacerse un espacio en este mundo.
Ahora bien, partamos desde el comienzo. Un universo; en él la tierra y dentro de ella todas las especies que la habitan. Una de ellas: los humanos. Hasta el presente no hay noticias ciertas de otros seres inteligentes.
Los humanos como algunas de las otras especies que habitan la tierra han sido creadas macho y hembra para procrear y permitir que la especie continúe su evolución (cosa que no está cumplida; puesto que los humanos parecen estancados repitiendo errores) o lo que sería algo parecido sobreviviendo. Pero este no es el tema principal; la cuestión es la diversidad que la naturaleza propone en el marco de esos dos géneros.
Por un lado la especie se reproduce con el apareamiento de un macho con una hembra; luego existen las necesidades físico-psíquicas que permiten al ser humano armonizarse con la totalidad de la vida. Y para que esta armonía se lleve a cabo debe existir un sensor natural que regule esas necesidades. Ejemplo: comer, beber, tener sexo o placer sexual; todo esto es independiente del tema de la reproducción; integra el complejo de aspectos que permiten el desarrollo armónico de la existencia; sin caer en excesos o faltas.
Nacemos dotados de diferentes motivaciones tanto físicas como psíquicas. El problema surge a partir de tener que confrontar esos atributos naturales con “las ideas” “conceptos”, “filosofías”, y “dogmas religiosos” que fueron establecidos por quienes se fueron erigiendo a lo largo de milenios en guardianes de la vida “pero encasillada dentro del marco de sus creencias e intereses particulares” “como si estas fueran una verdad inapelable dándole letra a un Dios creador; creado por ellos mismos. Porque Dios es una entidad creada por el hombre a partir de la complejización de sus niveles intelectuales y luego de descubrir (algunos, como siempre sucede) que era un poder que se podía utilizar para someter a otros. Caben en estos mecanismos el temor, en todos sus aspectos y sobre todo el temor a la muerte. La vida es un gran caos que hay que ordenar de instante en instante.
Si pensamos por un momento en ese “Dios” que es invocado para realizar los deseos particulares de cada quien en el marco de la diferencias que nos separan; llegamos a darnos cuenta que para cumplir ese Dios con los pedidos de sus fieles “mata a unos para salvar a otros” y viceversa; cada uno interpreta la realidad con códigos diferentes y atribuye a Dios lo que el pequeño universo personal le permite comprender. Lo que nos está diciendo que “Dios” y las religiones que lo dogmatizan son relativas puesto que ese mismo Dios único no puede ser tan arbitrario y mezquino. Decimos que este universo tiene que haber sido creado por un ser superior y le damos entidad humana; lo que nos lleva a un error de interpretación y nos aleja de la verdad manifiesta de la expresión inteligente que es la vida misma y que cuando uno se armoniza con ella se fluye en sintonía con toda la naturaleza.
Pero volviendo al tema del matrimonio entre personas del mismo sexo (no me alejé al hablar de Dios puesto que son los fanáticos religiosos encasillados en sus creencias dogmáticas quienes rechazan el tema) no podemos dejar de reconocer que las relaciones son una evidencia. Que todo homosexual “nace de la unión de un hombre con una mujer” ( o lo que sería lo mismo de la unión de un macho con una hembra” y que los único real es “ la persona humana” su capacidad para amar, comprender, respetar, tener equilibrio emocional, no hacer fraudes, corruptelas, malversaciones, lobies, acaparamiento de poder, entre otras cosas; y por lo que se ha visto hasta el presente “éstas no son características propias de los heterosexuales” “los heterosexuales no son “mejor gente que los homosexuales” es más, los violadores de niños y menores son siempre o en su gran mayoría los heterosexuales: Las guerras las organizan los poderes que en su mayoría están integrados por heterosexuales y hasta por hombre fanáticos pertenecientes a diversas religiones.
De lo que se trata fundamentalmente es de respetarnos unos a otros. Sin encasillarnos en preferencias sexuales y por ello estigmatizar a quienes sienten de manera diferente. Todos y cada uno somos distintos de nuestros congéneres. Hemos creado un mundo de apariencias y si por un instante rompemos el velo que nos oculta, salta la verdad no conveniente para esta sociedad que hemos creado.
La base de toda unión humana debe ser el amor. No importa quienes lo sienten; lo importante es sentirlo y compartirlo con los demás.
El matrimonio heterosexual ha demostrado ser deficiente; la familia como célula social prácticamente no existe; en el sentido de estar verdaderamente integrados en la comprensión y el amor. Es más, cada uno anda por su lado y quienes han estado alguna vez casados no quieren repetir la experiencia.
Hay un gran vacío de amor.
Traen niños al mundo como si fuera un deporte o para recibir dádivas del gobierno. Nadie piensa al embarazarse el estado real del mundo donde tendremos guerra por el agua; no hay trabajo y todo está fuera de cauce.
Miles de niños abandonados que nadie adopta o que padecen el infortunio de leyes que complejizan sus adopciones.
Esos niños necesitan de alguien (sin importar su sexualidad) que los ame, los cuide y los eduque. Un ser humano que abra su corazón y le brinde amor y comprensión.
La homosexualidad no se contagia; cuando se habla de elección sexual significa que “cada quien se ha aceptado a sí mismo” y no se autodiscrimina para poder insertarse en la sociedad machista y fascista que padece ceguera absoluta.
Como individuos, independiente de la sexualidad, tenemos las mismas obligaciones y derechos. Trabajar, producir para el país, pagar impuestos; respetar las leyes.
El acto primordial que nos hace humanos por excelencia es el amor y con él, la comprensión; es decir la capacidad de reconocer que “el otro” es uno mismo en una posición diferente.
Cada vez que uno se cierra en una idea, muere un poco: La vida es un continuo que cambia de instante en instante; de ahí que todo es relativo y mudable.
A veces creemos que por permanecer aferrados a una idea que nos fuera transmitida y que adoptamos como válida en un momento determinado de la existencia somos fieles a nosotros mismos; pero toda idea o concepto es la expresión verbal del modo de ver las cosas en un momento específico de la historia; que expresa el nivel de evolución emocional e intelectual de ése tiempo en particular; pero luego la vida, que no se detiene impone modos diferentes de apreciarla. Los encargados de inducir al cambio social son las conductas individuales de aquellos que sienten las diferencias y se superan a sí mismos para integrarse a la ceguera social, sin autodiscriminarse. No de alguien en particular sino como producto de una interacción constante que se produce cuando mantenemos la mente abierta, tanto para dar como para recibir.
Lo que sí debe servirnos como guía es “la virtud” (no en el sentido moral obsoleto) sino tomando el concepto de virtud como la correspondencia entre lo que pensamos, decimos y hacemos.
Y la guía fundamental para hacer una sociedad sana y creativa es el amor. Si no tenemos amor produciremos una sociedad nefasta, destructiva, mediocre, y carcelaria, aún cuando hagamos coincidir pensamiento palabra y obra ya que la maldad también puede ser una virtud coherente.
Por eso es fácil saber quienes somos; si no sentimos amor; si somos incapaces para comprender, si discriminamos, si no podemos aceptar a los demás como son y si tratamos de imponer nuestras ideas y sentimientos, es porque estamos del lado contrario al amor. Así haremos de nuestra vida y de la vida en general un desierto, un oscuro corredor que ha de conducirnos irremediablemente a la infelicidad y al caos; independiente de lo que pensemos y de la profesión que antepongamos como vidrio polarizado detrás del cual ocultar nuestra verdadera identidad vacía de amor y comprensión hacia el otro, que no es más que uno mismo visto desde su perspectiva.

José Luis Thomas

sábado, 7 de agosto de 2010

Presentación del libro Espérame en Kosovo, vida mía






Pirca Ediciones


presenta en la


Feria del libro de Alta Gracia




El 10 de agosto a las 19 horas, se presentará la nueva novela
de José Luis Thomas: Espérame en Kosovo, vida mía,
en la carpa de presentaciones de la Feria del Libro de Alta Gracia.


Se referirá a la obra el escritor y periodista Norberto García Yudé.

Espérame en Kosovo, vida mía



Nueva novela de José Luis Thomas


Con prólogo de Norberto García Yudé, en esta nueva novela Thomas recrea el entramado de amores y pasiones a lo largo de tres generaciones durante las guerras en Los Balcanes.

Escencialmente antibélica habla de identidad y amor. El pasado y el presente se entremezclan de manera tal que los personajes conviven en lo que pareciera ser una sola guerra. Humana y bella, plantea conflictos y desencuentros que emergen en un juego psicológico profundo y real.

Editado por Pirca Ediciones

200 páginas.


sábado, 3 de abril de 2010

Clotilde Sabattini, Se perdona tanto como se ama, una vida de Clotilde Sabattini de Barón Biza

Se perdona tanto como se ama, una vida de Clotilde Sabattini de Barón Biza
de José Luis Thomas
Editado por Pirca Ediciones
Novela histórica - 176 páginas

La frase que da título a la novela fue dicha por Clotilde, a su hermana.
Ha sido apasionante para mí, investigar la vida de esta mujer singular, para recrear con esta novela, lo que es "una historia de su vida". Su ser persona y su ser mujer la colocan por sí misma en el pedestal más alto, sin necesidad de hacer referencia a sus apellidos, tanto el paterno como el de casada.
Pero como los argentinos aún necesitan de referentes masculinos, para darle a la mujer su lugar, que le corresponde, sin necesidad de apelar a ellos; elegí traerlos como referencia para posicionar el nombre de Clotilde.
Su personalidad avasallante, excede lo anecdótico: Distinguida, inteligente, fuerte, dueña de ideas propias y capacitada para iluminar los espacios con su sola presencia.

San Martín: Los amores ocultos de San Martín de José Luis Thomas

Los amores ocultos de San Martín
de José Luis Thomas
Editado por Pirca Ediciones
Novela histórica - 148 páginas

30 mil ejemplares vendidos de una novela que desde su aparición ganó su espacio en el gusto de la gente, que sobre todo lo recomendó de boca a oído; más allá de las críticas sobradamente elogiosas. Me place como escritor, apasionado por mi oficio, esta devolución de mis congéneres, de los lectores, que son en definitiva quienes coronan con su apoyo mi trabajo. Esta novela fue la primera de las que aparecieron hablando de ciertas intimidades del Padre de la Patria.

Barón Biza; A la sombra del olivo, una vida de Barón Biza

A la Sombra del olivo, Una vida de Barón Biza

De José Luis Thomas

Editado por Pirca Ediciones

Novela histórica

176 Páginas

Segunda edición de una novela que muestra al personaje en su crudeza, desde sí mismo. La mirada de Thomas expone desde la comprensión, la posibilidad de recorrer la naturaleza humana de este hombre singular, controvertido y odiado, que vivió apasionadamente. El escritor elegió una técnica dinámica para entrar por todos los posibles costados de Biza, desnudándolo, tomando los episodios de su vida como el motivador de algo que está más allá de lo evidente. Una novela que en su primera y agotada edición le ha dado grandes satisfacciones al autor por la respuesta de la gente que sobre todo dijo "haber expèrimentado la sensación de sentir" cómo era Barón Biza.

sábado, 27 de febrero de 2010

Gobierno que se alimenta de izquierda y vive de derecha

La increíble
y triste realidad de
Un país a la deriva
Un Gobierno que se alimenta de izquierda y vive de derecha (como tantos que practican ese eufemismo -tan conveniente)
y un pueblo
que no asume su poder
Artículo de José Luis Thomas aparecido en el número 104 de Notiserrano


Este mundo argentino del que formo parte me llena de tristeza; no dramática o sensiblera; sino reflexiva. Mi conciencia despierta y alerta está al día. Sin embargo mi situación de armonía personal no me impide “ver”, la demencia general; la insensibilidad individualista que impone conductas corruptas.
Verticalmente mal influenciados desde la cabeza o desde la cúpula política reinante, la que está en este momento en el poder y la otra, que sistemáticamente se transforma en oposición, sin importar quién sea que esté en el gobierno, siempre dispuesta a transar para continuar con la corruptela. Todos son opositores y partidarios que tienen clara una sola cosa: Oponerse en conjunto al desarrollo consecuente y sostenido del país en su conjunto, habitado por argentinos. Gobernar para todos, sin distingos políticos o de pensamiento es algo impensable para los necios que asuemen el poder cíclicamente.
Chapoteamos en una ciénaga que nos está tragando.
Descendemos al infierno que creamos cada día cada uno.
¿Quién para esta demencia? Porque es demente quien cree que no lo es y sin embargo hace cosas de locos; que es lo que vemos, vivimos y sufrimos a diario.
Hemos llegado a un punto tal que ha cegado su propia salida. La maldad, la perversión, el odio político-clasista; impulsado por el gobierno; la ignorancia que avanza a pasos agigantados; la desnutrición; el clientelismo político; la desmesura funcional para gozar de privilegios personales; y el avance de la drogradicción o la anestesia general devenida de la ingesta de alcohol, y fármacos de todo tipo; sumado a la incomunicación –paradógicamente- producida por Internet y el mundo celular; preparan el campo para un enfrentamiento cada vez más visceral.
Estamos viviendo en un país donde “el que sabe” es mal visto y “el que no sabe”, pretende imponerse como si supiera. Todos quieren “tener” lo que el otro tiene sin importar nada. La estimulación permanente de los sentidos desde una oferta constante de todo, atenta contra la capacidad para reconocer las diferencias y para determinar “qué es lo que en realidad necesitamos para vivir”. La gente vive esperando “obtener” lo que sea; pero que sin lugar a dudas “sea más de lo que tiene” y en medio de esa ceguera; deja pasar la vida; sin “ver todo lo que sí tiene”. El que obtenga lo que desea, no significa “contento y felicidad” sino la descerebrada insistencia de querer más.
Si esta conducta ataca a quienes tienen alguna formación intelectual que les permite reflexionar sobre su accionar; pensemos lo que esa misma conducta produce en esos millones de seres “ignorantes –no de conocimientos acumulativos- sino de sí mismos” que desde que llegaron al mundo viven en la miseria y la desesperación, carentes de todo, sobre todo afecto filial y sentido de la propia humanidad. Ellos quieren lo que los demás tienen, sin importar cómo lo obtienen; no les importa nada y más aún cuando son presa de la droga o el alcohol. Desgraciadamente, en este país donde el culto a la maternidad, parece una virtud, esas clases desposeídas son las que más se reproducen, trayendo al mundo más seres carentes de los recursos necesarios para la vida; serán usados por los poderes de turno; y el resto -los que sí trabajamos- obligados a mantenerlos; y lo que es todavía peor: para que los que gobiernan se enriquezcan, con el discursillo absurdo de ayudar a los que menos tienen. Y lo que es más grave aún ese mismo gobierno estimula la maternidad puesto que todo hijo significa un beneficio económico para esos padres que han descubierto que es más fácil vivir sin trabajar. Ya hay tres generaciones de hijos que no han visto trabajar a sus padres y que naturalmente desconocen la importancia de hacerlo. Sólo se reproducen como animales y solicitan asistencia de todo tipo, casa, alimento, y dinero para solventar sus celulares de última generación o zapatillas de marca; entre otras pavadas.
Es triste pero es la realidad. Amadeo Sabattini dijo una gran verdad: Perón emputeció a la argentina: Y eso es lo que ha venido ocurriendo con el Peronismo y todos los gobiernos seudo populares; se dejó de lado la “cultura del trabajo, del esfuerzo y del estudio” y se impuso la dádiva. Darle a los desposeídos sin que les cueste ningún esfuerzo.
Lo que me preocupa es que somos muchos los que compartimos esta visión de la realidad; pero que sin embargo nada hacemos para modificar el curso de los acontecimientos. Seguimos esperando por un cambio externo. Que otro dé el primer paso.
Pero señores míos “todo cambio comienza por uno mismo” y por lo que hacemos en el pequeño entorno en el que nos toca actuar. ¡Accionemos entonces!
¿Cómo?
Seguramente cada uno de nosotros sabe cómo, si es auténtico y no se engaña a sí mismo. Los ideales y las fantasías suelen empañar mucho la visión de la realidad; ésa a la que disfrazamos con esperanza; para seguir esperando que “otro” cambie las cosas. Lamento decirles que ese “otro” no existe; en todo caso es cada uno de nosotros.

José Luis Thomas